Llueve en baires y las plumas se inspiran a continuar los trazos que los surcos han delineado…
Llegan estos días de invierno sobre buenos aires y la tornan más gris que nunca. Sin lugar para más que nostalgia y desazón.
Gruesas lágrimas de melancolía humedecen la ciudad sacando de foco, árboles y veredas.
La somnoliencia desciende sobre la calzada y nos pone en cámara lenta.
Desde la ventana empañada de un café un poeta mira el transitar de la gente buscando inspiración para ese verso que le pugna desde el pecho por salir en forma de emoción.
Hasta el tránsito parece distinto los días de lluvia. Lo observa a través de los cristales, lo escucha. Lo siente silencioso.
Por momentos la cámara lenta es ya, simplemente, una breve pausa. Cierra los párpados, descansa. Los abre lentamente. Deja que el aroma del café le empape los sentidos. Mira una vez más. Las gruesas lágrimas, la calzada. La cámara lenta.
Se siente ajeno. Un autor omnipotente. El vientito acompaña sus palabras. Sus ideas. Respira, escribe, siente; se emociona.
Su pecho es más libre ahora. Su melancolía, más real.
POR RASTELMAN y FÉNIX
1 comentario:
Y asi deambula mi vida en buenos aires, entre la ironía y la melancolía mientras gota a gota dejo caer tristezas sobre un mostrador añoso.
Como un ciego ando sin rumbo soñando poesías que se me descuelgan del alma y temo secarme de ellas.
Son mis tesoros que llevo orgulloso de alba en alba porque hablan de mí de mis certezas de mi veracidad.
Si ellos están, estoy yo.
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