"Creo que escribir es una forma de encarar problemas concretos y una posición que por sensibilidad se adopta frente a la vida". CHE Guevara

8.6.10

No te vi venir

A veces pasa. No te vi venir. Y así, de la nada, me cae ese balde de agua fría que me hiela la sangre y me congela los rasgos del rostro. No lo sé. No puedo explicar bien como se siente ese balde de agua fría. Pero es tan poderoso cuando no se lo espera.

Uno hace fuerzas para desprenderse bien rápido de él. Se sacude. Implementa el clásico truco "mírame pero no me toques", aunque ya es demasiado tarde.

El balde ya se ha extendido desde la punta del cabello más florecido a la uña del dedo del pie más larga. Y, lo que es peor, ha penetrado más allá de la dermis, epidermis y a fines. Es un mal extraño, medio ajeno, medio triste, medio sorprendido, medio activo, medio lacrimoso, medio medio.

Todavía me pregunto cuál es la de cal y cuál es la de arena. Aún los días en los que uno espera que no suceda nada trascendente, siempre la buena leche positivista nos lleva a pensar que lo trascendente e inolvidable de aquél día nos regalará una sonrisa. Así de inesperada puede ser la cuestión para ganarse el respeto del olvido y un lugar en la memoria propia. Pero no es menor respeto el que se puede ganar una lágrima. Aún más inesperada, más o menos consolada, más o menos triste. Si fuera feliz está gotita de agua salada claro que sería eterna.

También es eterna de esta manera. Inmensamente débil. Vulnerable. Una expresión efímera pero profunda. Una pincelada que se muestra involuntariamente, y forzadamente se borra para construir un escudo que no hace más que aparentar. Aparentar que no sabe. Que no ve. O que no siente.

Que no distingue cuál es de cal y cuál, de arena.

08.06.2010


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