NADA

Flota en el éter con rumbo desconocido esperando que una brisa fría indique un nuevo camino. El vientito tenue le aviva el rostro, lo roza levemente, apenas puede sentirlo. Sentirlo es sentir que despierta de su ensueño para recordar que está vivo.

Vuelve a esperar que desde esa corriente algo indique su destino. Aire fugaz que le atraviesa los huesos.

Y de golpe, nada.

No hay brisa, ni vientito, ni corriente.

Nada.

Sin embargo, sigue flotando. No interroga. Desconoce las razones pero prefiere ser parte del éter sin tener mayores sensaciones que esa.

Se vuelve irreal. Sus ojos ya son ciegos. Su voz, muda. El silencio abruma sus oídos.

Intenta escucharse. Nada. Ni un graznido. Y tampoco lo cuestiona.

Siente que algo se está transformando en el. Quién sabe qué.

No tiene palabras para explicarlo y tampoco le habrían servido de mucho. Se ahogaron antes de llegar a su garganta.

Cree que empieza a entender. Creer.

Su cuerpo es ya más liviano. Más éter, más brisa, más viento.

Su respiración es más ligera. Es aire.

Su existencia, efímera.

Se disuelve.

Y después, Nada.