La pluma cobra fuerza y acelera. Hay tantas cosas que quieren salir de ella.
Suena una tenúe melodía en un ambiente de velas con olor a nostalgia.
La pluma se detiene. Supone que escribir es bastante más que pensar, y siente.
Siente que se extiende más allá del papel y nacen palabras de ella casi casi sin pedir permiso. Siente que ya no es sólo pluma, tinta y papel. Es vos. Yo. Es lluvia.
Caza recuerdos para describir y puebla de colores una aldea de sueños lejanos. Un arcoiris la trasciende y la luz sostiene una vez más ese bosquejo de tierra eterna. Tierra soñada. La tierra del país de Nunca Jamás.
Un trazo más, y otro. Construye un relato lleno de perfume a jazmines y lloviznas de verano. La sensibilidad brota del papel y lo humedece. La tinta no seca pero no se corre.
La vida le ha enseñado que lo que se escribe no se borra, pero se reescribe una y mil veces.
Una vez más, la pluma se detiene.
Estás vos, enfrente, yo. Nuestras miradas se cruzan. Se enternecen nuestros ojos. Esa historia nos resulta familiar.
Un trazo, y otro.
Y la tinta que no seca.
2 comentarios:
sensibilidad subcutánea...
me supero la lluvia y se extendió en un papel!
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